Desierto, el Premio de Poesía Aguascalientes

Gerardo Deniz, del sitio El Poder de la Palabra (www.epdlp.com)Habían pasado casi 30 años desde que se había declarado desierto el premio de poesía de mayor prestigio en México. Este año, el jurado integrado por los poetas José Luis Rivas (1951), Jorge Esquinca (1957) y José Javier Villarreal (1959) determinó que no había ganador del certamen, pues de entre los 207 originales recibidos, “ninguno cumplió con el nivel de excelencia indispensable en un concurso con la trayectoria y el prestigio propios del Premio de Poesía Aguascalientes”. 

En lugar de la premiación, será homenajeado el poeta Gerardo Deniz (1944) “en reconocimiento al conjunto de su obra en la que se cumple una de las voces mayores de la poesía escrita en nuestra lengua”. Sin embargo, el dictamen ha suscitado comentarios entre algunos críticos y poetas. Dejo aquí el artículo de Luis Aguilar y Armando Alanís Pulido, y transcribo el comentario de Raquel Huerta-Nava, quien objeta una de las primeras afirmaciones de Aguilar y Alanís:

A la opinión pública:

Es muy triste contemplar los pleitos a causa del premio Aguascalientes. Más indignante es ver cómo un cobarde enemigo de mi padre, Efraín Huerta, aprovecha para manchar su memoria a 25 años de su muerte. Si Luis Aguilar, Armando Alanís Pulido o Rolando Rosas tienen algo que decir sobre la labor literaria de mi padre que lo comprueben con documentos, grabaciones o videos (los delirios tremens de cantina no están incluidos) o que callen para siempre. Efraín Huerta, contrariamente a lo que sus mediocres enemigos creen fue un hombre íntegro. Y ya que tanto les interesa les daré mi testimonio de lo que sucedió en mi casa:  

Efraín Huerta fue desechando libros hasta reunir en una mesa a sus finalistas, eran alrededor de diez libros. Había libros estupendos, lo sé porque los vi, entre ellos la propuesta de Elena Jordana destacaba por su originalidad. Motivo que ha sido en más de una ocasión motivo del otorgamiento de este certamen. Tras muchas horas de deliberación y discusiones, pues cada uno de los tres jurados, Sabines, Retamar y Huerta tenía distintos candidatos, le otorgaron el premio al libro de Jordana.

Eso fue lo que yo presencié en compañía de Roberto Fernández Retamar quien se los puede contar mucho mejor que yo y en compañía de mi madre, la poeta Thelma Nava. Ninguna otra persona estuvo ese día en mi casa. Nada más tengo que decir al respecto. Tan sólo que me parece ridículo que un solo premio marque la «consagración» de un poeta en México. Creo que es tiempo de acabar con ese mito genial. 

Atentamente:

Raquel Huerta-Nava

ACTUALIZACIÓN DEL 11 DE FEBRERO DE 2008: este día el poeta Óscar Wong hizo circular una breve comentario que le remitió Thelma Nava, a propósito de este tema:

Querido Óscar Wong:  

Es indignante que a estas alturas alguien se atreva a decir las tonterías que ha dicho sobre cómo fue que Elena Jordana obtuvo el Premio Aguascalientes. Las deliberaciones fueron en mi casa en aquella ocasión y ¿CÓMO ALGUIEN SE ATREVE A DECIR QUE EFRAÍN NO HABÍA LEIDO EL MANUSCRITO? Todo es absolutamente absurdo, porque ME CONSTA, lo mismo que a Raquel, que era muy pequeña entonces, que los tres poetas discutieron e intercambiaron opiniones por largo tiempo y finalmente hubo el consenso de que el mejor libro en ese momento era el de Elena Jordana. Sabines fue amigo de la Jordana, eso te lo aseguro, ni tampoco Efraín la conocía, mucho menos Fernández Retamar. Me parece ocioso tanta estúpida polémica porque se haya declarado desierto el Premio Aguascalientes. No tengo nada qué opinar al respecto. 

Saludos 

Thelma Nava 

A estas opiniones se suman las de Eduardo Hurtado, Claudia Hernández de Valle Arizpe y Eduardo Moshes, entre otros, que cito aquí:

Acerca del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2008

Eduardo Hurtado  

Como ya se ha hecho público, el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2008 ha sido declarado desierto por los tres miembros del jurado, Jorge Esquinca, José Javier Villarreal y José Luis Rivas. Lo han decidido así en ejercicio de la facultad que la Convocatoria les otorga y su arbitraje debe asumirse, según se establece en la misma, como inapelable. No obstante, la reflexión acerca del significado de este fallo es pertinente y necesaria.

Resulta inquietante, por decir lo menos, que el certamen de poesía más importante de México, al que concurre cada año una considerable proporción de los muchos autores que entre nosotros se dedican de lleno al género, arroje este resultado desalentador: entre los más de 200 originales presentados, ni uno solo alcanzó a colmar las supremas exigencias de los dictaminadores. En esto los parámetros y las subjetividades de los tres coincidieron, a juzgar por el carácter unánime de su determinación. Algo debe andar mal, muy mal en Dinamarca, si se piensa que esto sucede en un medio donde un considerable número de poetas vive consagrado al oficio, publica libros, colabora con poemas en revistas y periódicos, escribe ensayos y notas, goza de apoyos del Estado, concurre a talleres o los coordina y asiste a todo clase de actividades relacionadas con la poesía. No sólo eso: un país que goza de un amplio reconocimiento, sobre todo en el mundo de habla hispana, por la calidad de sus poetas.

Como se sabe, todo premio literario, incluidos los que, como éste, gozan de un gran prestigio, tiene altas y bajas; de todos ellos salen libros que acaban por cambiarle el rostro a una literatura, junto a otros de gran calidad pero cuya trascendencia visible resulta más o menos restringida. Estos últimos forman parte, hoy lo sabemos mejor que nunca, de ese largo proceso del que sin duda depende el surgimiento de las obras destinadas a permanecer durante mucho tiempo, acaso «para siempre». La literatura, la necesidad de fondo que la anima, se nutre de este intercambio saludable. Entre las obras que una época considera indudables, ¿cuáles persistirán a pesar de los años? Aun los críticos mejor dotados suelen equivocarse a la hora de intentar establecerlo.

Lo que los miembros del jurado han hecho al declarar desierto el premio de poesía de mayor relevancia en nuestro medio, es implicar que una buena porción de la poesía que hoy se hace en México es de baja o mediana calidad. Juicio muy cuestionable, sobre todo si uno está al tanto de los buenos libros de poemas que cada año se editan en el país, o si frecuenta las revistas y suplementos literarios de México y de otros países donde también publican poetas mexicanos. Si el jurado se propuso, según se deduce de alguna de sus declaraciones, mostrar que este premio sólo debe otorgarse a libros «de excelencia» (término muy recurrente en medios académicos, políticos y hasta deportivos, pero de aplicación por lo menos problemática en los terrenos de la actividad artística), ha dado una muestra de soberbia. Ellos mismos recibieron este premio antes, sus obras desataron polémicas a la hora en que ganaron, y aún está por verse (sólo el tiempo lo dirá) si sus respectivos libros, esos que merecieron el galardón, tienen las cualidades necesarias para perdurar.

Por lo pronto, según se desprende de su determinación a la hora de sancionar el concurso, nada de lo que hoy se hace aquí resulta equiparable con lo que ellos mismos presentaron en su momento. Montados en esa posición de superioridad, y al autoerigirse como jueces intransigentes (categoría que busca ser prestigiosa) , con toda probabilidad descartaron más de una propuesta que, desde una mirada experta como la suya pero menos arrogante, hubiera merecido el premio. Un premio que año con año despierta filias y fobias, como sucede en todas partes; que no sólo sirve para animar un medio al que le conviene la discusión abierta, sino como un referente para observar los distintos rumbos y posibilidades de la poesía que se escribe en México. Esto incluso cuando lo que se discute es la ausencia de un nombre importante entre los premiados o el triunfo de algún título que, a juicio de algunos o de muchos, resulta cuestionable.

Sin embargo, como se ha dicho, el fallo es inapelable para efectos del dictamen —y está bien que lo sea. Lo que puede y debe discutirse es la disposición, dictada por el jurado el día en que emitió su veredicto y avalada casi de inmediato por las instituciones convocantes (de estas últimas, conviene subrayarlo, no surgió la iniciativa), de destinar el monto del premio al poeta Gerardo Deniz. Se trata de un gesto demagógico, ungido de una falsa generosidad. Un gesto que equivale a una solemne caravana que el jurado ejecuta con sombrero ajeno. Desde luego, Deniz es un autor de valía y alcances indiscutibles. Se trata de un poeta mayor de la lengua. Merece premios y reconocimientos de todo género. Pero, por lo mismo, merece también que éstos provengan de iniciativas destinadas a ese fin, no que se le otorguen con fondos provenientes de uno de los pocos premios importantes para la poesía, a raíz de una decisión que sin duda levantará ámpula.

Si este poeta dueño de una larga y destacada trayectoria no ha recibido, como tantos otros artistas nuestros, el reconocimiento y el apoyo que merece, es preciso reclamarle a la sociedad y al Estado mexicanos que se repare tan grave omisión. Se trata, de hecho, de un asunto de política cultural que es urgente discutir y solventar. Habría incluso que demandar, para ir al fondo del asunto, la ampliación de las plazas eméritas en el SNCA y/o la creación de fondos especiales destinados a este fin. Me sumo desde ahora, con el mayor entusiasmo, a cualquier iniciativa que busque enmendar el descuido imperdonable cometido en contra de la obra y la figura de Gerardo Deniz. Pero entregarle el dinero de un premio en el que no participó es injusto para él y para el certamen mismo. Además, va contra el espíritu y la letra de la Convocatoria, que establece: “El Premio puede ser declarado desierto, en cuyo caso las instituciones convocantes se reservan la decisión de emplear el recurso económico correspondiente para apoyar actividades de fomento a la literatura.” Destinar el monto del premio a Gerardo Deniz no es, por donde quiera verse, una actividad de fomento a la literatura sino una acción insuficiente de apoyo a un escritor que, insisto, merece con creces ser creador emérito del SNCA y recibir reconocimientos públicos organizados ex profeso.

En todo caso, y en atención al propósito de la Convocatoria, los 250,000 pesos del certamen declarado desierto deberían destinarse a incrementar los acervos de poesía en algunas bibliotecas del interior del país, incluidos los títulos indispensables de Gerardo Deniz; de esta forma se daría impulso, de la mejor manera imaginable, al conocimiento y la difusión de nuestros poetas mejores. O bien podrían emplearse para llevar talleres de creación a los estados que más los necesitan, como Durango, Chiapas, Guerrero y tantos otros, lo cual serviría para comenzar a recomponer el estado de salud de la poesía mexicana, que según el diagnóstico del jurado es francamente grave.
 

Eduardo Hurtado, febrero 4 de 2008

Enseguida:

Ciudad de México, 4 de febrero 2008. 

Carta abierta a la opinión pública 

El jurado del Premio Aguascalientes 2008, integrado por José Luis Rivas, Jorge Esquinca y José Javier Villarreal decidió declararlo desierto. Es del dominio público que en recientes emisiones pasadas no sólo resultaron premiados libros de una cuestionada calidad, sino que también hubo evidente favoritismo por parte de algunos de los jurados. Resulta obvio que este año –seguramente como reacción desesperada a ese creciente desprestigio que, por esas malas elecciones, comenzaba a pesar sobre el que fue durante varias décadas el premio de poesía más importante de México– la consigna era dejar claro que iba a primar a toda costa la calidad poética sobre cualquier otra valoración. Muy bien. Se entiende.

El problema es que la decisión del jurado deja ver los entretelones: esta vez, en aras de no equivocarse, prefirieron no tomar partido. El temor a la opinión pública pesó más, cancelando la elección objetiva de un ganador.

Aunque declarar desierto un premio es un derecho que asiste a los miembros de un jurado, y se comprende que así suceda cuando hay escasa participación o cuando, por ejemplo, se trata de premios para primeras obras, en el caso del Aguascalientes, también es vox populi, que participan poetas –aunque se trate siempre de una minoría– cuya obra es digna de ser premiada, leída, difundida. Es importante señalar asimismo que el “panorama” suele variar poco de un año a otro, porque los mismos poetas participan en repetidas ocasiones. En consecuencia, el nivel poético tampoco cambia tan drásticamente de un año a otro. ¿A quién pretenden engañar estos miembros del jurado? 

No encontrar ni un solo manuscrito “de excelencia”, entre los 207 que participaron, hace dudar hasta al más ingenuo de los espectadores de este circo. Lo que los miembros del jurado dictaminaron fue la inexistencia de calidad de la poesía que se escribe actualmente en México y ello es no sólo una evidente muestra de menosprecio al trabajo de sus colegas (que eso son), sino de su obediencia a una política corta de miras, regañona y mezquina que deja mal parados a los organizadores de este premio. Pareciera que el remedio que encontraron este año para paliar errores pasados resultó peor que la enfermedad del desacierto y el favoritismo. 

Pero no todo dura para siempre. Habría que replantear, desde ya, la forma de juzgar y de premiar al otro sin arrebatos o sin falsas moralinas; cambiar esquemas anquilosados. Si el Premio Aguascalientes ha dejado de ser representativo del quehacer poético de este país, pues volteemos a otra parte. Ignoremos a quienes no se comportan –por temor, altanería u obediencia– a la altura de las circunstancias, pero sólo después de decirles lo que pensamos de ellos. Ante un hecho que resulta cuestionable, se ha vuelto más común callar que manifestarse. Resulta más cómodo, más prudente, o más “digno” hacerlo así. El no me doy por enterado ha ido forjando, en buena medida, y para mal, nuestra idiosincrasia. Manifestarse es, sin embargo, un derecho y una obligación. Hay que opinar cuando creemos que es válido hacerlo. Este es el caso.

Claudia Hernández de Valle Arizpe, Eduardo Mosches, José Ángel Leyva, Ludwig Zeller, Saúl Ibargoyen, Maricruz Patiño, Felipe Vázquez, Eve Gil, Juan Antonio Rosado, Elia García, Susana Wald, Cynthia Pech, Carlos López y Marilú Suárez Herrera.

ACTUALIZACIÓN DEL 19 DE FEBRERO DE 2008. 

Por su parte, este 10 de febrero de 2008, Jeremías Marquines escribió para la bitácora La caca de murciélago «La fragilidad crítica de la poesía en México». Otro punto de vista.

En algún punto de su texto, los poetas Aguilar y Alanís se refieren a cierta polémica desatada por el otorgamiento del mismo Premio a Mario Bojórquez en 2007. Encontré una referencia de Humberto Musacchio al tema aquí. Por cierto, Musacchio se refirió a la polémica de 2008 en su columna de hoy.

ACTUALIZACIÓN DEL 22 DE FEBRERO DE 2008.

Justo cuando seguí el enlace hacia el Periódico de Poesía, me encontré con esta opinión mesurada y objetiva del poeta Pedro Serrano, director de esta publicación electrónica.

14 pensamientos en “Desierto, el Premio de Poesía Aguascalientes

  1. chacuas dice:

    Que barbaridad! siempre el problema es la lana, las grillas, «fulanito conocia a tal», la envidia hacia el que se lleva el dinero y las fotos en la prensa. No se hagan pendejos, mis estimados poetas colegas y no colegas. los que han sabido manejar sus cartas, disfruten los parabienes. «la beca es de quien la trabaja» como decia mi estimadisimo flaco, de cuyo nombre no debo acordarme. en efecto, ese premio representa años de salario para un obrero que gana el minimo. no se les olvide que la inmortalidad se gana despues de muerto. no se van a enterar!! y bien, si este mi dios nos permite contemplar desde el cielo nuestro legado literario y sus frutos, tal vez puedan sonreir, si es que no les toco el lado caliente de la eternidad. un abrazo a los ganadores, consuelos a los perdedores, y mejor ponganse a escribir como si en verdad les fuera la vida en ello.

  2. Luis Serrano dice:

    Las personas que conforman los jurados de poesía se desgastan más buscando a su poeta predilecto reflejado en la obra de algún concursante, que en verdad buscar abrir la poesía a todos, a veces nos conformamos con sólo escribir, pero pocas veces en saber leer, la poesía no sólo se compone de metricas, de dinero, de prestigio, la poesía se hizo y siempre será el desahogo del alma, el sacar de si todo lo reprimido de aquel costal de resentimientos, las palabras vanas son, si no se componen del espirítu del poeta, no dejen que la poesía en México muera, con este tipo de acciones lo único que provocan es la apatía, creo que deben interiorizar hacía lo que su espirítu marca como excelencia y no sólo desdeñar el trabajo de otros con la necedad, que raya en la estúpidez, de presentar su título de juez arrogante, ser más literatos que ego.

  3. vianey dice:

    yo pienso que la literatura y los poemas son algo hermoso y por eso quiero que se respeten

  4. vianey dice:

    yo pienso que la literatura y los poemas son magnificos y por esa razón quiero que se respeten a las personas como sus poemas

  5. Gracias por escribir. He aquí dos sitios actualizados sobre convocatorias sobre literatura y otras artes. Te sorprenderás.

    http://sic.conaculta.gob.mx/index.php?table=convocatoria

    http://www.guiadeconcursos.com/Concursos/

  6. rafabilly dice:

    oye pues no tengo mucho q decir sobre el asunto pero me gustaria q me pudieras hubicar algunas paginas de internet donde esten publicados proximos concursos de poesia ya que en internet no encuentro mucho o algun lugar donde pudiera estar siempre informado de concursos y eventos saludos

  7. Seguro, la mantendré al día. Gracias por tu interés.

  8. Juan Ramón Mercado dice:

    Con tu monografía del asunto éste me has ahorrado la búsqueda en las fuentes originales. Pero como dudo que la polémica haya terminado, ¿te sería muy molesto mantener actualizada la entrada con la información más reciente? Gracias y saludos.

  9. Hola ardidos, soy yo de nuevo. Esperé unos días para ver cómo iban las cosas y qué nuevas ocurrencias habían tenido. La cosa sigue divertidísima, cada vez aparecen más con dolor de avaricia. Siguen sin comprender que un premio de tal magnitud NO puede otorgársele a cualquiera, esos 207 libros enviados no son buenos, no son dignos del premio, qué pena que tu amigo, hermano, maestro, alumno, tú mismo, hayan enviado sus libros. Opten por desasnarse y el premio siguiente ya está en camino hasta con más lana que éste. Saludos

  10. Soy aficionado a la poesía desde muy joven, procuro leer a los poetas más famosos y a los que no lo son también. Me encanta pero desde luego no nací para escribir, creo que es un don. He adquirido los libros publicados de los ganadores anteriores del premio Nacional de Poesía Aguascalientes. Ahora veo que se ha desatado una trifulca no por el premio en sí, sino por el monto de éste. La cosa es «dénle todo a Gerardo Deniz, todo, menos el dinero», he leído a GD y me parece un poeta extraordinario,fenomenal, aunque muy pocos lo hemos leído quizá, y tan es así que nadie puede decir nada malo sobre su poesía, entonces no queda más que meterse abiertamente en su vida (agarrarse de donde sea) por ahí leí que el premio se le otorgó por «beneficencia», si el señor, como ustedes dicen, está en la «misera» es algo que a nadie importa, más en la miseria deben estar ustedes cuando les duele tanto el famoso «monto». Si se lo hubieran dado a ustedes, entonces sí sería por lástima, ya que su poesía deja muuuuucho que desear. Creo que ni se conoce, pero en fin… Por lo menos GD es un escritor de altura, veintitantos libros en su haber. Yo propongo que mejor se pongan a estudiar, se superen. Está bien que digan lo que piensan pero ya meterse con alguien de esa forma me parece lastimero de su parte. Estoy muy pendiente para ver mañana qué se les ocurre. Como verán habemos muchos que defendemos la buena poesía, sin importar que quien la escriba tenga o no dinero, esté enfermo o sano… Y como dice el dicho «TAMBIEN DE DOLOR SE CANTA CUANDO LLORAR NO SE PUEDE». Arriba la buena poesía y abajo los mediocres!!! También leí que GD debía recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes (desde luego que sí, en eso coincidimos) pero si con éste ya están que se cagan, no quiero ni pensar que pasaría si le dieran el de Ciencias y Artes, creo que se suicidarían, porque así son ustedes de brutos,no sean hipócritas por favor.Tengo 34 años y vivo en DF.

  11. Rous Khatz dice:

    Quisiera saber el mail del señor Eduardo Hurtado, pues es de los que tiran la piedra y esconden la mano, dame tu mail compañero y deja de fregar con cartitas estúpidas, los ardidos al infierno…¿crees que te van a dar un Premio de esa magnitud? busqué en Internet algo sobre tu obra y no has tenido un solo premio, ¿crees en serio que te mereces éste que sólo se lo dan a poetas de excelencia? mmm andas muy mal. Lo del dinero ni te apures, tampoco es tanto, así que no dañes más tu hígado (te puede dar hepatitis) y a ver con qué pagas he? No seas hipócrita y pon tu e-mail en el blog donde escribes tus pendejadas maestro, aparte de todo cobarde. No tengo el gusto de conocer a Deniz, pero la gente como tú (repito: cobarde) me pone mal y no merecen ser escuchados. Ahora resulta que el único merecedor del Aguascalientes eres tú no? te duele la lana? pues te aguantas. Una felicitación a los jurados, si los demás concursantes están como éste señor… uy pobre poesía mexicana. Atte. Rous Khatz

  12. Festejo con entusiasmo el reconocimiento al maestro Deniz. La carta enviada por el señor Hurtado sólo demuestra el coraje que este poeta siente al saber que su obra no merece dicho galardón. Y en efecto, no lo merece. Se imaginan a un «grillo» al frente de un taller de poesía o algo así? Dios nos libre. Y este señor no sabe perder.

  13. ¡Guau! Se valen todas las opiniones.

  14. Sandra dice:

    PINCHES POETAS MEDIOCRES, SE LO MERECEN POR CHAFAS Y ARROGANTES. ¿CREEN QUE LES VAN A DAR TANTA LANA NO MAS POR ESCRIBIR PENDEJADAS? A CHINGAR A SU MADRE, Y FELICIDADES A ESQUINCA, TIENE HUEVOS.

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